Para Yon Déivis, entre la nueva ola de población damnificada
 
 
Según los resultados de los estudios motivados por las quejas de una población cada vez más afectada por lo que se estimaba un importante incremento la actividad lunar, se deduce que no hay tal. Antes bien, la luna pareciera no sólo estarse alejando progresivamente del planeta, sino también perdiendo su influencia sobre el planeta y sus habitantes.

Pero la pérdida de su injerencia no sería consecuencia sólo de su distanciamiento. Estaría relacionada -al igual que nuestras dolencias-, con la muy probable usurpación de las funciones y atribuciones lunares por parte de la llamada “basura espacial”, indeseable y peligrosa maleza que al chocar entre sí a velocidades increíbles no ha hecho más que multiplicar sus escombros, llegando en su rápida prosperidad a prácticamente inutilizar la llamada órbita baja.

En un escenario así sería la propia luna la víctima principal de los tormentos infligidos por lo que se denominaría “nuevo régimen orbital” en su sublevación y posterior derrocamiento del clásico satélite. Ulteriores informaciones, de ser así la cosa, abundarían en lamentables datos con respecto al trato recibido por la luna, que ya habría sido discriminada, subestimada, ninguneada y pordebajeada por obsoleta y anticuada, comportamiento típico de las entidades artificiales para con sus mayores naturales, a quienes muy pronto dejan de considerar siquiera  sus pares, como nos hemos cansado de ver a nivel local. Sería la primera vez, sin embargo, que ello ocurre a nivel sideral.

La libre asociación -que siempre defendimos, aunque, está visto, no en todos los casos conviene- de partículas y cuerpos en suspensión sería entonces un hecho, y eso explicaría las inundaciones y áreas liberadas aleatoriamente por los caóticos movimientos de mareas y menstruaciones; los conatos de eclipses (malogrados, según pensamos, por el hecho de no contar la basura con escombros con dimensiones importantes, obviando consideraciones relativas a sus toscas y groseras formas, a años luz de lo redondo. No hay que descartar en este punto los intentos que habrían efectuado por ocultar la luna a nuestros ojos, no sabemos si con intenciones definitivas o si intermitentemente la usaría en ciertas noches como fachada para sus oscuros propósitos); los intentos de equidad entre sexos, pues también los machos han empezado a experimentar periódicas piquiñas, con lo que, de fastidio, aúllan... Es lógico suponer que con estas jugadas busque la basura espacial presionar al planeta con el fin de obtener reconocimiento o status oficial y mayor posicionamiento político (una de las peticiones fijas será el cambio de nombre del día lunes, de ahí el desmesurado aumento y reducción en su duración en estos tiempos, igual que los desequilibrios de fases).
Hacemos un llamado al respeto de las instituciones naturales, desconociendo cualquier maniobra por parte de la basura espacial, que como la luna, ha mostrado siempre la misma cara, y no es la primera vez que nos desestabiliza, recuerden cuando el enemigo lanzó los primeros satélites y nos iba ganando 2-0, que nos iba agarrando la sicosis colectiva. A la luna, nuestra señora, fuerza y resistencia, te queremos. Y a la gente, que se aguante la piquiña y no se rasque. entonces, no reconocer la nueva y nefasta influencia, cuyo poder artificial y subversivo Así que si de pronto le pica o acusa malestar que presume de origen cósmico o más allá de la exósfera, aguantarse la piquiña y no rascarse ni cortarse el pelo bajo ninguna circunstancia.

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