Como no podía saber quién o quiénes habían
hecho qué (tantos números que disfrutaba, y ninguno con firma, parecía que en
esos días hubiera como una moda de anonimato), tuvo que pensar que podían ser
de cualquiera. A veces veía a alguien y hacía el ejercicio: ¿la señora del
supermercado? ¿el chofer? ¿ese par de policías / malandrines?
Cada vez le parecía más raro asociar tal con tal. Y cualquier combinación podía ser.
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