Morir cagando y/o miando (sic).


qué pasa si; ¡sorpresa!; y por qué no; y no de la risa;  cada cual; ¡ay, no! q´ porq´ría; raja / berraquera, la; no especifica; dignamente, derecho a morir; ceba, qué; qué onda; ¿suicidio?; (risas), necesidades, tus; pis; popis; vitales, funciones; cantarse; micciones; del cuerpo, hacer; meo, echarse un; 1-2, hacer del; interioranas, amistades; mortales, procesos; botines/guayos, colgar los; hermoso, cadáver; cosa, una cosa es una y otra cosa es otra

Como no está alcanzando para el día la sola gorra de la hora del almuerzo, nos está tocando salir a tocar por la noche a la hora de la comida, y con el frío que hace.

El equipo somos dos, la verdulera y yo (la verdulera es el cinco letras, acá le llaman así).

La hora del almuerzo rindió sólo los primeros días, de pronto porque era fin de semana. Como en toda zona de frontera cae plata de la de aquí y de la de allá, y en esos días en cantidades semejantes y suficientes como para irnos de compras –vestuario y buenos libros, que acá son tan baratos– a la hora de la siesta y ahorrar la mitad de la moneda extranjera para un pasaje bien largo al cruzar a la vecina república y largarnos bien lejos, como a nosotros nos gusta. Pero entre semana la cosa ha ido cayendo, los comedores no se llenan –algunos cierran incluso varios días–, y las pocas mesas están ocupadas casi siempre por población local. Ha habido días en que sólo cae un tipo de moneda y en cantidad nunca igual a la del finde.

Como novedad en los procedimientos, cada día estamos tocando distintos números, en cumplimiento de un programa de expansión de repertorio –con tanta canción por ahí mal montada y con ganas de debutar, y nosotros tocando las mismas maricadas de siempre–. Cada día estamos practicando todas las tardes para tocar siempre algo distinto, además de ir incorporando canciones del folclor local. Y así las hemos ido mandando, algunas resuelven, otras suenan como y para el orto, pero es que es la única forma...

Después de la práctica salimos de compras, y para qué, pero igual nos ha rendido: ropita nueva y libritos por doquier, amén de accesorios varios. Luego a comer, que acá se come bien otra vez, además barato, no como en la vecina república con esa onda de proteína y guarnición a gusto (de tomar, nada, eso lo pagas aparte) o si no “sánguche”. Y por último a la computadora, a ver qué ha pasado con la familia, con el parche, y el pago, para hacernos a musiquita nueva, de ésa que nos gusta tocar, para ir pillando. Ya después es meternos a la pieza a leer los libritos nuevos, la verdulera y yo junto al cuatro llanero, la melódica, la guacharaca, el bombo legüero y la maleta nueva (estos dos últimos de reciente incorporación, cuando en otra frontera de ambos mismos territorios incursionamos con éxito la última vez que nos tocó renovar la suscripción con la vecina república logrando tamaño superávit), yo leyendo en voz alta porque nadie más sabe. A veces nos trasnochamos feo y nos toca levantarnos directo para ir a tocar al almuerzo, a veces logramos practicar un poquito antes. Si no, toca después. O si no no se logra, porque a veces entre libro, compras, siesta, trabajo de noche, comida y computadora nos colgamos en alguna y no ensayamos.

Esta noche nos toca salir otra vez, porque el almuerzo nos dejó sin cena, sin libro y sin desayuno de mañana, y además había quedado de hacer una carta por computadora para la gente del parche que está organizando algunos piquetes y otros actos de reclamo a las autoridades y estamentos del pago. Y como yo quiero ayudar y además cuento con el presente don del verbo… Entonces toca salir a atacar los asaderos que faltaron a la hora del almuerzo (pelear para que le bajen o le pongan pause a las películas de karate con que enganchan a la gente, pareciera más cine con asadero, y cortar la onda) que esos sí se llenan. Además ir en chancletas – yo, porque la verdulera no usa calzado– con este frío, porque anoche la borrasca inundó todo y por proteger a la verdulera metí los zapatos entre un charco y tuve que ponerlos con la ropa a secar (y la ropa ya se secó, pero los zapatos no, va a figurar aplicar chancletas con medias).

Menos mal ya quedan pocos días para el finde, ya sabiendo lo esperamos, lo trabajamos y nos largamos.

Igual, toda esta onda de venir a trabajar a la frontera, sea lo que sea la idea es que sea (sic) de provecho, porque mal que bien sólo se trabaja a horas de comida y el periodo entrecomidas nos queda para lo que queramos. Es entonces cuando esos procesos que nos engrandecen y/o alegran la vida tienen lugar. Y los anotamos porque de estos momentos es que salen las historias, y siempre viene bien darle cuentos a la población, para que aprenda y sonría.

Y con la verdulera además tratamos de cantarlas, porque la vuelta es inventar también, no sólo sacar. Pero pasa que yo le enseño algo un día y al otro me sale es con un reguero de acordes y escalas que ya después no me acuerdo. Ahí es cuando nos toca meter los bajos y la cosa vuelve a jugar, porque con los bajos quién no se engoma. 
                                                                            Enjoy Yourself
                                                                                     De La Tribu de Jacobo, Miguel

                                                                            Verte bailar
                                                                                     Zamba de Lozano

Rozo, Juan Sebastián
Barranco, Jaime
Gómez, Charli


Antes que solemnidad, alegría alegría.
                                                     
                                                                    

Curtini flower

Qué buenas piernas que tenés, los años duermen y te conozco de nombre, y te seguís paseando;
y mis ideas permanecen básicas, estática tontería y al repetir, qué buen culo, me siento animal.
Pero lográs hacerme sentir superior, eso es peor, el alcohol supera luego la mar,
porque me enferma sus mundos, no podemos compartir espacios, quiero aceptarlo y lo logro:
¡qué basura de prototipo, joven gil! ¿Dónde habrá quedado el idealismo y los imposibles a morfina?
Sin embargo sin embargo sin embargo, pierdo las batallas y la guerra la gané, sin sentido me dan trofeos,
sin ser libre he logrado mantener intacta la mirada y he visto tu piel tan cuidada. De industria
manufacturera, estado interventor, la ISI, Perón.

Vamos a filmar cuatro segundos de anarquía, cinco de moderación, cuatro mil diez de conservaduría
y la altanera capacidad de cagarse en todo, y qué buen culo, me siento un animal.
Pero resulta que son la terminal de siempre, una cascada metálica, monedas de yute, artesanías de mentira;
ideas sin ideas, exclamaciones automatizadas, robotitos de juguete, muslos trabajados.
China, Corea, el océano.
Y me hace sentir enfermo, nadie es mejor que nadie, sólo que algunos prefieren escapar en bicicleta.
Y eso es lo que hago, pensando mientras en el misterio de tu mirada de cruz clavada,
No sé si pensarás en profundidad
Ángulo dimensional
O un carnavalito que nunca sudaste.
Sos un puto misterio, sabés? Cómo que sí? Debías balar el halo de tu incógnita!
Si ése es un juego perpetuo y el martini careta consuélame en mi búsqueda de verdad.
Ni para qué me gasto estos minutos madrugadas en tu efímera existencia...

Si cuando tenga 43, con suerte una pelada
un quiste, principio de cirrosis, jefe socarrón
una mina de plata, una inflamación
pastillas locas y la guerra astral.

Estaba en que no se si pensarás en profundidad
Nadie sabe qué pasa en tu pago
y a mí ya ni me interesa
Pero tus afirmaciones son catequesis del suicidio
Y todo lo hormonal, ya sabés, incide tanto en la emoción, y debés manejarlo
como todo buen fiat duna
de barrio

A Daniel Samper Pizano,
guiado en este estilo por, entre otros, legendario Ernesto*;
a Bukowsky, por cochino;
 y a Báteman, que gustaba de la chacota 

Al todopoderoso pedo químico

A las risas de América


Hoy se habló en la reunión que siempre hacemos después de las tomas municipales, y como comandante decidí prohibir, de ahora en adelante, todo tipo de pintas, grafitis y expresiones artísticas de cualquier índole en las paredes de los municipios en los que incursionemos o en material enemigo inutilizado. Este frente va a empezar a respetar: Si no al enemigo, a la guerra que libra. Si no a la guerra que libra, a las poblaciones donde se lucha. Si no a las poblaciones donde se lucha, ¡por lo menos al propio frente! Mínimo ésa. Si no, no podemos ni arrancar. Después las otras vemos, pero al menos unita.

Hasta hoy era usual, después del combate, que la tropa procediera a escribir sus consignas favoritas en las paredes del pueblo tomado. El comando de la organización había seguido permitiendo la libre expresión artística a pesar de que cada vez se apartaba más de los tópicos revolucionarios originales, pues aún disminuyendo estos mantenía la actividad su carácter catárquico y de descarga que en otros ejércitos se traduce en acciones violentas (aniquilación, vejación, violación) contra la población civil del municipio.

Pero la cosa tocó fondo hoy, cuando leí por ahí, entre los mensajitos de siempre, uno que decía: “qué lindo ver este pueblo sin guerrilla”. Nadie se atribuyó la autoría.

Al principio creí que la inmadurez de nuestro movimiento se debía a que éramos un ejército apenas en formación, formado por gente de escasa o nula instrucción militar y con cero posición política. 

Pero ahora mis investigaciones apuntan a que la aparición de una frase tal se debe más al abrupto descenso del promedio de edad de nuestro frente, cobrando fuerza progresivamente las tendencias infantil y adolescente por la cantidad de elementos de esas franjas incorporados en los últimos tiempos. Probablemente vieron la frase en la televisión, les pareció “severa” como grito de guerra y así nomás la fueron escribiendo (además con unas variantes ortográficas que desafían la imaginación), sin saber que es propia del enemigo.

Ya veníamos sospechando que algo andaba mal, por el comportamiento mostrado inmediatamente después de las tomas, cuando la férrea disciplina militar cedía un poco y se cultivaba el arte estimulando la expresión individual o grupal. Ya me parecía oír demasiadas risas para un momento tan solemne. Después veíamos que en los vehículos destruidos del enemigo aparecían varios “lávame” en los vidrios, mocos en los espejos, y las llantas orinadas y a veces incluso hasta cagadas enteras. Cuando yo preguntaba me decían que era táctica del enemigo para inutilizar su material. Pero luego veía yo los muros y fachadas de las casas: llenas de frasecitas y poemas –tal declarándosele a tal, tal es la traga de tal–, besitos y emoticones en esténcil, groserías (aprendí varias nuevas), saludos a la familia o la “gallada”, motivos de grupos musicales o de instituciones deportivas, facsímiles de chismógrafos, explícitas gráficas de baño, invitaciones a gente ajena a la tropa a “culiar” (?), promociones de cualquier masaje o estimulación corporal localizada imaginable ofrecidos, bien por el enemigo o por gente “del colegio” (esta última se identificaba porque se anotaba al lado un número de teléfono). Hasta caricaturas mías salían en esas paredes.

Aunque veía todo eso como “males menores” de la guerra –era corriente verme al final del combate, sin poder de la risa o vomitando y llorando del asco, revisando todo el pueblo, quitando calcomanías y afiches (algunos muy sexis y con pajazos) que pudieran vincular a algunos indeseables ídolos juveniles con nuestro movimiento– hoy esa expresión cobró otra dimensión.   

Pasos a seguir:
La “actividad de descarga y recreo”, como se va a empezar a llamar ahora, queda suspendida hasta que prometan que se van a portar bien, hasta que aprendan a ir al baño antes de entrar en combate, y a controlar esfínteres durante y después de la contienda.

Además se les va a enseñar a no rayar las paredes, mediante actividad de penitencia o castigo: cada cual va a inventar una frase de disculpa con un número mínimo de palabras –o de letras, o hasta caracteres se vale– a ejecutar un número por determinar de repeticiones (plana que llaman), en número por determinar de paredes, en número por determinar de poblaciones después de su respectiva toma.   

Por último, después de cada plana y para finalizar tanto el acto de contrición como la toma misma cuádrese la tropa entera en la plaza principal del pueblo y repita varias veces (número también por definir): “nos perdonan lo guaches que fuimos, no lo volvemos a hacer. Te queremos pueblo, te queremos enemigo, te queremos revolución, te queremos comandante”.

Una vez levantado el castigo se hará una mesa redonda para proponer y estudiar nuevas actividades de descarga y recreo y un acto de clausura que sustituya al de contrición.





* Guevara, no Samper (ojo).

Hay gente que pareciera que sólo sabe hacer caso. Cuando se quedan sin nadie que les diga, se la pasan preguntando o se regalan de una para cualquier proyecto ajeno.   

También hay naciones enteras así.
Salí a la avenida y vi, allende la misma, a del sexo opuesto atractiva figura.

Doble sentido, doble carril con separador. Atravesé para verle, mirada puesta en cualquier otro lado, como quien cruza nomás.

Me devolví exactamente sobre mis pasos, indiferente al visaje. No me había gustado la ridícula mascota que le acompañaba -desde el otro lado no se alcanzaba a ver-, motivo de su contemplativa actitud. Cuando terminé de cruzar no volteé a mirar para comprobar si efectivamente la mascota no se veía desde ahí.

Yo iba con un acordeón.
A Pedro Elías, que alguna vez se refirió al asunto, si no fueron varias

A la Ciudad de los Antiguos Emperadores

Al Pantano de la Tristeza

No te desanimes: Mátate
La Peste, gonorrea


Acá suicidios no hay casi, pero porque ya nos acostumbramos a vivir mal.

Ya casi nada nos duele. Llorar, hace rato que no podemos.

Que las vainas no salgan, será cosa del destino. Que el miedo no nos deje, será que Dios no lo quiere.  Que nadie busque a nadie, así de alegría, será que es lo normal.

“Así es la vida”. Creemos que esto es vivir.

Se necesitaría un pico ya muy alto de desgracia como para despertarnos y activar la autoeliminación. 


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