SOBRE EL ESTADO
NACIONAL
Tú quieres paz dentro de tus
fronteras, ¿cierto? Entonces aprende a no meterte con las comunidades que
habitan tu jurisdicción. Ellas tienen sus procesos propios, regionales, y
mejores que los tuyos. Si no las jodes, no te van a molestar.
Debes saber que la mayoría de esa
gente se conoce entre sí y se ha desarrollado en consecuencia, sea que habiten
municipio, caserío, vereda o peladero. No tienes derecho (no, no lo tienes) a
interrumpir su desarrollo en pro de tu institucionalidá o de tu propia idea de desarrollo.
¿De dónde sacaste esa idea? ¿Te la vendieron? Mejor que la revises, sobretodo
en lo concerniente a explotación, usufructo y comercio de recursos. Debes revisar
también lo de la destrucción de hábitats, de grupos culturales, porque,
contrario a lo que crees, en la relación estado – comunidad no aplica eso del
bien general sobre el particular. Estás hablando con una cultura, no con un
grupo privado de negociantes. Es que quienes te gobiernan toman decisiones
(estas sí) particulares, creyéndolas nacionales, pues por provenir de ambientes
culturalmente destruidos, individualistas, se han acostumbrado a ignorar los
(estos sí) desarrollos culturales comunitarios. Ignorar ignorar, no sólo
omitir. Pretenden hacer nación obviando unas construcciones colectivas.
Prueba a defenderlas y aprender
de ellas, en vez de pensar, prepotente (pero ¿qué te has creído, Estado
Nacional?) que tienes que andarlas interviniendo, echándoles tus policías, tus
ejércitos o sus equivalentes informales, que porque les falta autoridá.
¿No será que no tienes ni idea de cómo son y eso te inquieta? ¿No será la
diferencia lo que te jode?
Ahí donde las ves, tan variadas y
encontradas (no te asustes) pueden llegar a unirse voluntariamente para una
eventual representación nacional. Pero pregúntales primero, no las obligues (no
les gusta y te resistirán y aunque no parezca –asústate ahora sí– ganarán y te
sobrevivirán).
No te hagas el grande, ni el
fuerte, ni el importante. No mates a la gente, ni la tortures, ni la maltrates,
ni la molestes. Es tu gente, pero no porque viva adentro entonces ya. ¿O te
parecerán, de pronto, excesivamente felices? Dale, no seas así. Más bien ponte
de su lado y verás ¿De verdad crees que eres primero y fundamental?
¿Te pegaron mucho cuando
chiquito, Estado Nacional?
Pueda ser que hayas nacido fuera
de la realidá. La estupidez también puede ser un mal nacional, y casi
siempre empieza o se expande cuando se convierte en política de estado. La cobardía también. Déjate de
estamentos.
A ver, Estado Naciomal, repite varias veces: “No soy lo más”.
Dale, varias veces. Más. Más veces. Hasta que se te quite. Por tu bien.