- Hecha la vuelta, vea, acá trajimos las cabezas. Los cuerpos sí se los quedamos debiendo porque cuando llegamos… sí, se estaban apareando. No pero fue porque, además, después seguían moviéndose. ¡No, si eso fue un voltaje! Se ve que era gente potente para eso del amor porque era como si tuvieran que ejecutar todas las instrucciones pendientes. Nosotros porque nos vinimos, pero seguro todavía alcanzaron a darse algunos grandes momentos… Pero pues es que ya llevábamos ahí un rato con las cabezas de los pelos y eso nada que paraban…

Nos quedamos ahí aunque ya hubiéramos terminado, porque sabroso. Si alguien venía alcanzábamos a vestirnos, a huir, a escondernos (o todas las anteriores).

Ni habíamos pensado en movernos antes. De haber sabido creo que habríamos coordinado para que aunque fuera nos pillaran -ya qué- con ropa, tiempo teníamos. Pero qué nos íbamos a imaginar, eso en nuestra especie… Algo salió mal. Movernos sí, podemos. Todo lo que quiera. Pero despegarnos…

“¿Y si quedamos así?... Adiós a las pasiones… Forjarnos un cariñito siamés y solidario”.

El exceso de burguesía y las propias inseguridades e incapacidades corrompen.

Cuántos dioses no practican la heteronimia, haciéndose pasar por varios para así asegurar su dominio a través de la división de sus fieles en facciones religiosas, todas monoteístas y excluyentes entre sí: varias iglesias, varios profetas, varios libros sagrados, varias mentiras, pero sólo una verdadera: ¡Ésa, la tuya!

Y para que sigan peleando, la misma Ciudad Santa para todos. “A ver qué hacen. Idiotas”.

Como no podía saber quién o quiénes habían hecho qué (tantos números que disfrutaba, y ninguno con firma, parecía que en esos días hubiera como una moda de anonimato), tuvo que pensar que podían ser de cualquiera. A veces veía a alguien y hacía el ejercicio: ¿la señora del supermercado? ¿el chofer? ¿ese par de policías / malandrines?

Cada vez le parecía más raro asociar tal con tal. Y cualquier combinación podía ser. 

“La verdadera democracia debe ser un arte” -concluyó.

Descendí voluntariamente a segunda división para buscar ese par de jugadores que a quién no le faltan.

Podría volver a primera sin ellos, y sin tener que jugar el torneo de ascenso, pero la gracia es ganarlo, y con ellos, quienesquiera que sean.

Con Euge, Mariana y Jenny

Si quedaste feliz, quedo feliz, así yo no haya podido quedar feliz. Pero eso no va a ser siempre, no se puede abusar del comodín.

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