SOBRE LA
ANTIBIBLIA
Haya un libro antagonista, un contralibro llamado a
aniquilar, a neutralizar al otro, al oficial.
Recopile sabidurías antiguas inéditas, alternativas,
paganas, folclóricas de diverso origen. Cantos, poesías, cuentos, leyendas, oralidades
no hegemónicas. Todas composiciones anónimas de probada vigencia oral.
Composiciones nuevas sean incluidas igualmente sin autorías.
Incluya pasajes de otras biblias, de la misma biblia
oficial -para quitarle terreno-.
Desarróllense varias versiones de la misma, todas ellas
oficiales, según preferencias aleatorias. Sean hermosos todos esos libros.
Llámesele, igualmente, “La Biblia”, sin otro agregado, y
ofrézcase como tal.
Desarróllense y valídense versiones no impresas.
Chivéese, trúchese, bambéese pronto la misma biblia
anterior en varias versiones desinformadoras, supuestas reacciones –oficiales
todas- a la antibiblia. Incluya pasajes de la misma antibiblia, en aras de la
negociación y “modernización” del libro “sagrado”.
Cuando la tendencia propenda a la organización, a la
recopilación total, a la unificación, repítase el proceso desde el comienzo,
pues si bien la gesta y la buena fe harían de la nueva biblia un libro mejor
que el anterior, no se puede permitir la sustitución de una palabra sagrada por
otra reconocida igualmente como tal que termine, también, por montarla. Nunca más un
libro oficial.